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11 AM | 01 Nov

Barcelona y ’14 de abril: Macià contra Companys’: cuando Catalunya fue una República soberana

Barcelona y ’14 de abril: Macià contra Companys’: cuando Catalunya fue una República soberana

Del 14 al 17 de abril de 1931 Cataluña fue una República soberana, no reconocida. Lo explica con detalle el documental ’14 de abril: Macià contra Companys’mero

Barcelona “¿No ves cómo llueve?”, dice el personaje de la derecha, el consejero Joan Fiveller. «¡Ah, sí! Pues pasamos hacia dentro», dice el de la izquierda, Jaume I. Mi abuelo materno decía que estos dos personajes esculpidos, situados a ambos lados de la puerta principal del Ayuntamiento de Barcelona, ​​en la plaza Sant Jaume, hacen este diálogo. Está llena de simbologías, esta ágora del corazón de la ciudad. No falta san Jorge matando al dragón en el balcón del Palau de la Generalitat. Desde este balcón Francesc Macià proclamó la República Catalana el 14 de abril de 1931. Horas antes, Lluís Companys también había proclamado la República desde el balcón del Ayuntamiento.

Estoy en la plaza Sant Jaume, centro de la ciudad antigua, lugar habitual de encuentro y reivindicación. Me acompaña el periodista e historiador Toni Soler. Conversamos mientras nos vamos tumbando para ir observando detalles de los dos edificios que tenemos bien a la vista, bien conocidos: el Ayuntamiento, con su fachada de estilo neoclásico, en el lado del mar, y el Palacio de la Generalitat, con su fachada renacentista, en el lado de montaña. En estos dos grandes centros de poder político del país se rodó el documental de ficción 14 de abril: Macià contra Companys , con guión de Toni Soler. También se realizaron entrevistas que salen al filme en la Casa Amatller, una de las joyas modernistas del paseo de Gràcia.

14de abril: Macià contra Companys , basado en un libro del mismo nombre de Toni Soler, explora unos hechos clave en la historia del siglo XX del país –la “doble” proclamación de la República sin un solo rasgo–, muestra la personalidad de quienes lo hicieron posible, y la rivalidad entre Lluís Companys y Francesc Macià –el primer líder proclama la República y el primer líder proclama la República primero–. Cabe destacar que el político obrerista proclama la República, y el ex militar, el “Avi”, proclama la República Catalana en el marco de una “confederación ibérica”. 

Son unos cuantos elementos del documental que transportan un montón de años atrás: el hecho de que bastantes protagonistas fuman ante la cámara, la poca presencia de mujeres (la mujer de Macià y la dirigente anarquista Frederica Montseny son algunas de las excepciones)… Y, por supuesto, la vestimenta de época.

Si ve este documental dirigido por Manuel Huerga seguro que le sorprenderán escenas como la de Macià y Companys a punto de llegar a las manos –parece que fue así– o el hecho de que varios de los protagonistas pasan la noche –durmiendo pocas horas– en los sofás de los salones oficiales, agotados de reuniones y negociaciones. Companys se duerme en la sede del Gobierno Civil, y cuando se despierta, lo primero que piensa es que han venido a detenerle. Esto está documentado que sucedió.

«Los hechos de los tres frenéticos días de abril de 1931, del 14 al 17, en los que Catalunya fue una República soberana, aunque no reconocida, son memorables, entre otras cosas porque quienes lo hicieron posible se estaban jugando la vida o años de cárcel», subraya Toni Soler. «Incluso el ejército se cuadró ante Macià como presidente de la República Catalana».

«¿Tiene ningún sentido establecer paralelismos con el actual callejón sin salida del Proceso? ¿Podemos sacar alguna lección?», pregunto a Toni. «Sí. Por un lado, cuando hay una oportunidad histórica se debe aprovechar. Companys decidió tomar la iniciativa y la monarquía cayó como un castillo de naipes. Macià no pensaba en una independencia total sino en un régimen confederal. No lo logró, pero sí logró unas cuantas ganancias, que no son menores: el título de presidente de la de Autonomía, que se aprobó al año siguiente”, reflexiona Soler. Y añade, también a modo de lección: “Proclamar a la República no quiere decir que ésta sea real”.

Macià y Companys fueron dos políticos de una fuerte personalidad, representantes de las dos almas del catalanismo. Estas dos almas se juntaron para hacer frente a un enemigo común: la monarquía. La historia del catalanismo está llena de parejas complementarias: Prat de la Riba – Cambó, Pujol-Roca… que, pese a sus diferencias, han caminado juntos con objetivos no muy diferentes, apoyándose cuando se ha acercado la tormenta. Como parecen hacer los estáticos Jaume I y Joan Fiveller. 

Por entonces de enorme efervescencia política se hizo un nuevo himno nacional de Cataluña, con letra de Josep Maria de Sagarra y música de Amadeu Vives. El canto del pueblo , se llamaba. «Gloria, catalanes, cantamos, cantamos con el alma…», comenzaba. Pocos días después de haber sido escrito se estrenó en el Palau de la Música Catalana. Se cuenta que la gente le aplaudió, pero acto seguido pidieron a gritos Los segadores . Aquí acabó la discusión sobre cuál debía ser el himno oficial de Catalunya.

Sí prosperó, en cambio, el nombre de Generalitat para designar al nuevo gobierno autonómico. Nos hemos habituado a ello, pero es un nombre poco explícito. En alguna ocasión, Jordi Pujol reveló que cuando decía en el extranjero que era presidente de la Generalitat, algunos pensaban que era presidente de una compañía de seguros.El documental destaca que el nombre de Generalitat fue una propuesta de Nicolás de Olwer, ministro de Economía del gobierno provisional de la República española. ¿Fue un acierto aceptarla? 

DANIEL ROMERO.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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12 AM | 24 Oct

La tía Tula

El filme La tía Tula, considerado como tal, es decir, con la mayor independencia posible de su precedente literario con el que guarda muchas menos analogías de las que comúnmente se le han venido atribuyendo, puede ser considerado como el título insignia del llamado Nuevo Cine Español aparecido en los primeros años sesenta, además de un referente indiscutible en la cinematografía española.

Lo es, no solo por la esencia misma de la carga psicológica y caracterológica de su personaje clave, sino por contener la representación de un tipo de mujer inherente a la sociedad española, que personifica un modelo femenino que ha perdurado -si no lo sigue haciendo todavía- merced a los poderosos condicionantes morales, religiosos y políticos que lo conformaron.

El guion que alumbra argumentalmente la historia de una mujer tan singular en la sociedad provinciana de la España franquista, es producto de una conjunción de talentos pocas veces coincidentes, cuyo corolario está representado en el retablo humano que se nos expone que, no por conocido y vivido por sucesivas generaciones de españoles, resulta menos sorprendente y sobrecogedor.

Miguel Picazo dirigió la película con el conocimiento de causa que supone haber vivido directamente lo que aparece en las imágenes, porque todo lo que nos muestra proviene de apuntes de un natural con modelos reales. De esta forma, el vibrante fresco humano que es La tía Tula, pasa a convirtiese en un genuino documento histórico de nuestro pasado reciente en el que el arquetipo femenino de Tula queda enmarcado, con un realismo sin concesiones banales, dentro de la realidad social de la España provinciana, previa al ciego desarrollismo transformador que tantas cosas mudó, no siempre para bien.

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12 AM | 19 Oct

NOTAS SOBRE CINE MILITANTE Y RELATOS ALTERNATIVOS, por Eugenio

El cine militante, con estas 2 pelis-documentales que vimos el jueves día 16 de octubre, nos retrotrae a épocas en que efectivamente la conciencia militante tenía lugar en España en un marco de reforma y/o ruptura política y social del franquismo, no solo de la dictadura en sí misma, donde aún la lucha por las libertades civiles se debatían en contraposición a la ausencia de libertades reales que incluían las condiciones materiales de la libertad. Algo que sigue siendo actual, no solo en el ayusismo.
En la primera, sobre la emigración de los años 40 y 50, se nos muestra un estilo cinematográfico neorrealista, donde la emigración se relaciona con el hambre y pobreza de la época, y se producía del campo a la ciudad (Madrid Y Barcelona, principalmente) y de los obreros al extranjero europeo, en busca de mejores condiciones materiales de vida, Alemania fundamentalmente y otros países europeos. Es un proceso de “acumulación primitiva” clásico del capitalismo donde mano de obra barata expulsada del campo por expropiación de las tierras comunales, (los «enclosures» ingleses, le sirvieron a Marx para explicar en su obra magna EL CAPITAL, el proceso de “acumulación originaria” del capitalismo industrial de la época en Inglaterra), que en España se produjo de forma masiva durante el franquismo, aunque antes ya comenzó, llenó de marginación y chabolismo de clase en las periferias de las grandes ciudades.
Me molesta un poco, por muy expresivas que sean las imágenes del documental de Jacinto Esteva, esa naturalización de procesos tan violentos que no se dejan reducir a planos del hambre y trenes de emigrantes, y chabolas ..,como si fuera algo natural o naturalizado acríticamente. La experiencia de la II República para realizar la reforma agraria prevista, que las clase oligárquicas y terratenientes en el campo impidieron, como siempre ha ocurrido, y que terminaron con el golpe militar, muestran las condiciones de vida originales por ausencia de reformas distribuidoras de la propiedad de la tierra, incluso favorables al burguesía, para favorecer la competencia. Era feudalismo preburgués. No es un proceso natural el hambre ligado a la emigración interior y exterior. Es un proceso violento y dramático para las masas de gente que se vieron forzadas a salir de su modo de vida y sus ancestros para una aventura de explotación humana, como así fue, dentro y fuera, aunque consiguieran mejores condiciones económicas para vivir desplazados de sus orígenes. Nunca es lineal la historia, ni siquiera epocalmente.
La segunda película-documental, de Joaquin Jordá, de la Escuela de Barcelona, nos mete de lleno en el debate sobre el modelo de producción dominante y marginal de la industrialización
capitalista en la España de finales de los setenta, ya con el neoliberalismo a la carga en Europa, y los Pactos de la Moncloa que entregaron a la clase obrera a la voluntad del poder económico, que veía con riesgo para sus intereses la crisis de la época ( crisis energética, del petróleo, stanflacción…) y el momento final del régimen franquista con auge del movimiento obrero sindical y de partido militante, en nombre de un pacto previo económico “necesario”, con incrementos del precio de los productos básicos insostenible, para una feliz Transición de la dictadura a las libertades civiles, salvando a las élites oligárquicas de sus crisis.

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09 PM | 17 Oct

CINE MILITANTE EN EL CICLO: ESPAÑA. En busca de un relato

CINE MILITANTE EN EL CICLO: ESPAÑA. En busca de un relato

No podían faltar a la cita Jacinto Esteva ni Joaquín Jordá, ambos de la fantasmagórica Escuela de Barcelona, que tuvo una celebración gloriosa en sus cincuenta aniversario en el festival de cine de Valladolid, y que muy bien documenta Estebe Riambau en su libro reciente “La película de mi vida”.

En notas sobre la emigración queríamos responder a la siguiente pregunta: ¿por qué los españoles abandonaron sus hogares para ir a Suiza? El pequeño corto es sin duda un punto de inflexión en la historia del documentalismo español, con una visión crítica de la emigración interior, y una última secuencia muy potente cuando el padre de familia se despide de su familia en la estación de tren en Barcelona. El corto fue secuestrado en Milán por el franquismo para que no se viera. Ahora el corto no lo verán tampoco los que se pasan el día hablando de emigración.

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12 AM | 17 Oct

Noche de vino tinto

Un hombre y una mujer atraviesan la noche como si no hubiera un mañana. Vienen de perder el amor y se entregan al momento presente, a la copa de vino rebosante en el vaso de cristal. Son dos seres tambaleantes, que huyen de sí mismos y van de tasca en tasca para desentrañarse. Él es Enrique Irazoqui, barcelonés, nacido en 1944, con experiencia en el cine italiano tras encarnar a Jesús de Nazaret en El evangelio según San Mateo de Pasolini.   Ella, apodada la viajera, es Serena Vergano, actriz italiana, milanesa para más señas, a la que el cineasta Alberto Lattuada descubrió cuando era una adolescente. Ahora vive en Barcelona tras enamorarse del arquitecto Ricardo Boffil, durante el rodaje de El conde Sandor en cuyo reparto figuraba Paco Rabal.

La película a la que me refiero se tituló Noche de vino tinto y arrancaba con este texto fijado a la pantalla: En cada mujer, están todas las mujeres. Aquella cinta venía firmada por un cineasta portugués, José María Nunes, que había nacido en Faro en 1930, el mismo año que nació mi padre, aunque esto pueda tener escaso valor para el lector de estas líneas. Para mí lo tiene, evidentemente, porque los natalicios y las fechas importan.

Noche de vino tinto era una muestra muy estimulante del cine de la llamada Escuela de Barcelona, inspirado en la modernidad cinematográfica que impulsó la Nouvelle Vague. Serena Vergano se convirtió en una de las presencias fundamentales de aquel cine, en uno de los rostros femeninos de la modernidad. Noche de vino tinto no puede explicarse sin ella, desde el mismo momento en el que la cámara la escruta en un apartamento donde espera infructuosamente a alguien con el que se ha citado. Se quita las botas, se desviste, se peina, se recoge el cabello. Todo ello con el uso de la elipsis como recurso cinematográfico.

El tiempo pasa y la cita se desmorona. Intuimos, entre los objetos del apartamento, un disco de Narciso Yepes. Nunes envuelve la espera con una música machacona. También advertimos la desesperación creciente del personaje que interpreta la actriz italiana. La historia de su amor ha terminado. A retazos, y en flashback, Nunes aporta detalles de esa relación extinguida. Serena, es decir su personaje, deja el apartamento del encuentro furtivo. Y busca en la noche una respuesta a la desolación. Enseguida va a encontrarse con otro ser a la deriva, al que interpreta Enrique Irazoqui. Los dos van a iniciar un viaje por el corazón de la noche barcelonesa, de tasca en tasca, con el vino rebosante en la copa de cristal.

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